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Desde el 2016 al 2021, el mercado de la carne porcina muestra un crecimiento permanente en la mayoría de sus indicadores que van desde la faena hasta los precios en el mostrador, indica un informe de CLAVES Información Competitiva S.A.
«El consumo interno sigue creciendo, sobre todo en carnes frescas que se van afianzando años tras años en el mix de carnes que se comen en los platos de las mesas nacionales», indica este relevamiento.
En el 2020 China pasó a ser el mayor receptor de cerdo argentino; en el 2021, representó el 97% del total exportado.
«Sin embargo, la cantidad exportada cayó, ya que están incrementando la producción local. A pesar de estas señales, el mercado ve con buenos ojos las expectativas de crecimiento«, sostienen desde CLAVES.
En cuanto a los indicadores del sector porcino, se realizó un estimado para este 2022.
Las proyecciones sostienen que la faena tendrá un crecimiento del 4,2% con respecto a los resultados obtenidos en 2021. Asimismo, la producción crecerá un 6,5%. Y en cuanto al consumo interno, se acrecentará en un 4%.
«Destacamos que, desde el año 2018 al 2021, la faena se incrementó en un 10,4% y la producción en un 12%», sostiene el informe.
En cuanto a la demanda interna, la producción de carne de cerdo tradicionalmente en Argentina estuvo dirigida al consumo doméstico, principalmente, para la producción de chacinados.
«En la medida que se fueron introduciendo mejores tecnologías (genéticas, sanidad, infraestructuras) empezó a desarrollarse el mercado del consumo en fresco», dicen desde CLAVES.
De esta forma, «en pocos años inversiones de importancia hicieron crecer al sector y la carne de cerdo fue más aceptada y demanda por los consumidores. Se habla, al menos, de un potencial de 20 kilos por persona en el mediano plazo, no sólo como alternativa a la carne vacuna sino como un producto de propia presencia».
Tal es el desarrollo de este mercado interno que actualmente se ha vuelto frecuentes en muchas ciudades las carnicerías exclusivas de carne de cerdo, que van mucho más allá que los cortes tradicionales (costillas, carré, pechito, bondiola) que ofrecen las carnicerías de carne vacuna.
En este crecimiento «se liberaron cortes que la industria no consume y han sido introducidos en supermercados y carnicerías», compitiendo con la carne de aves y las vacunas con éxito.-
