
La producción de hoja verde de yerba mate fue creciendo entre los años 2018 a 2021, más allá que hubo una fuerte baja en los rendimientos por condiciones climáticas adversas en el 2020, indica un informe de CLAVES Información Competitiva.
Pero la campaña 2022 se dio en una condición de fuertes sequías, que no sólo disminuyeron la cosecha drásticamente, sino que se han secado plantaciones en algunas zonas siendo con pérdidas irreversibles.
Por lo tanto, se estima que la producción será de unas 660 mil toneladas, lo que proyecta un fuerte faltante en el 2023 de yerba al consumo, y marca que los precios crecerán muy por encima de los actuales.
Al estimar el consumo aparente (enviado al mercado/población total) el consumo en el 2018 llegó al 5,89 kg/persona/año y para el 2022 se llegaría al 5,41 kg por persona.
«Si bien las variaciones se dan todos los años la particularidad del 2022 es que se trata de un incremento importante en el precio que de acuerdo a la baja cosecha se extiende hacia el 2023», sostiene el informe de CLAVES.
Para complementar que en el año 2020 las circunstancias de restricciones de la pandemia «cambian el consumo del mate dejando de ser colectivo para transformase en un consumo individual y deja de consumirse en ámbitos laborales que deben permanecer cerrados».
La oferta retraída por una baja en la cosecha (que hasta debe recurrir a la importación) y los altos precios que alcanza el paquete en las góndolas afecta le consumo que cae un 3,85% respecto del 2019.
«En el 2022 la altísima inflación en general y suba de precio de la yerba en las góndolas disminuye nuevamente el consumo», refleja el informe.
«La superficie implantada ha venido disminuyendo en los últimos años debido a que muchos productores, en particular los de menor escala, se retiran del negocio por la baja rentabilidad de sus plantaciones», alerta CLAVES.
La disminución de la superficie afecta el volumen de cosecha y entre 2022 y 2018 la diferencia es de 100 mil toneladas menos. «En campaña que se dio por terminada en mayo, las condiciones climáticas afectaron los brotes y se llega entonces a una tercera zafra de signo negativo respeto de las anteriores», detalla.
«El clima de negocios del sector puede considerarse poco esperanzado ante la situación de las bajas cosechas que deriva en una menor disponibilidad de mercadería para exportar, con precios internacionales en baja y un mercado local sacudido por una economía envuelta en una altísima inflación», alarma el panorama.
Factores como el incremento de los costos y la dificultad para conseguir mano de obra son cuestiones «poco fáciles de resolver».
«Para el año 2023 se estima que en yerba mate la escasez provocada por la magra zafra de este año los precios internos crecerán significativamente. La sequía no solo mermó la cosecha, sino que ha afectado las plantaciones comprometiendo las superficies bajo producción», alerta CLAVES.
En el corto plazo la situación se estima «será similar», por lo que las empresas se mantienen en calma en cuanto a inversiones y novedades.
En plazos más largos se requiere inversión en tecnologías, como la genética del cultivo y el manejo industrial, siendo muchas de ellas dirigidas a la una mejora en la relación con la producción y el ambiente.-