
Ryan Reynolds pasó de ser «el chico gracioso de Hollywood» a convertirse en un emprendedor y estratega visionario que redefine cómo los famosos construyen imperios con propósito.
Recordemos que Reynolds es reconocido por sus intervenciones en producciones como Blade: Trinity (2004), X-Men Origins: Wolverine (2009), The Proposal (2009), Buried (2010), Linterna Verde (2011) y en la adaptación cinematográfica del cómic Deadpool (2016) y su secuela, Deadpool 2.
En cuanto a su historia emprendedora, primero fue Aviation Gin, una bebida alcoholica donde no solo invirtió: se volvió la marca. Creatividad, humor y timing perfecto convirtieron una bebida artesanal en un fenómeno global, ya que participó también en toda la campaña publicitaria. La vendió por u$s610 millones.
Luego, Mint Mobile: compró una empresa de telecomunicaciones, usó su estilo único para posicionarla como disruptiva y la vendió a T-Mobile por u$s1.350 millones.
Pero su jugada más audaz fue Wrexham AFC. En 2020, junto a Rob McElhenney, compró un club de fútbol galés de quinta división. No solo invirtieron dinero: invirtieron corazón.
Es que estos dos socios convirtieron un equipo deportivo olvidado en una historia global, una comunidad en movimiento económico, y un pueblo en símbolo de identidad y resiliencia.
Gracias a su visión, marketing emocional y compromiso real, Wrexham ascendió en 2023, y en 2025 logró subir a la segunda división inglesa. Si todo sigue su curso, podrían jugar en la Premier League en 2026-2027.
Reynolds no compra empresas, sino que crea historias, activa comunidades y construye marcas con alma.
Por eso, hoy, más que un actor, es un ejemplo vivo de que la autenticidad, combinada con estrategia, puede transformar industrias.-